Información
- Duración
- 1 h. y 30 min.
Sobre la obra
La música de Aldona es resplandeciente e inesperada. Nos habla de historias eslavas, hechas de murmullos y susurros, historias llevadas frenéticamente y que de pronto se detienen. El alma de su música está arraigada en su camino, que es ante todo una búsqueda de libertad. Aldona Nowowiejska llegó a Francia hace ya doce años. Ella cuenta su historia con la misma luz que emplea para dar forma a sus canciones. Se detiene poco en los primeros años, viviendo en Francia sin documentos, confiando en no enfermar, sin poder firmar un contrato, «sin llamar la atención». Dice que siempre tuvo mucha suerte, y que las dificultades le dan energía.
Cuando se marchó de Polonia en 1996, su país estaba en medio de la reestructuración tras la caída del muro y el derrocamiento del socialismo y había allí una lucha desenfrenada por el dinero. Los artistas eran considerados soñadores, irresponsables. Aldona, intentando encontrar su lugar, decidió irse a París. (…) Y hoy, Aldona quiere mantener esa identidad nómada, en migración. Ni francesa, ni totalmente polaca. Aldona vive en un país que ella misma ha inventado. Podría escribir y cantar en francés, su lengua adoptiva. Pero prefiere la lengua polaca. Para encontrar con los sonidos otra manera de comunicarse, más allá del lenguaje y de las referencias culturales. Y entonces sucede la magia, se tienden los puentes. Uno no entiende una palabra, y sin embargo lo comprendemos todo, parece que la historia que cuenta es transparente, que va directamente al corazón. Entonces Aldona nos lleva a otro lugar y nos invita a bailar en su país inventado que no tiene fronteras.
La prensa dice
Ficha artística
Aldona Nowowiejska Composición, voz, guitarra y percusión
Raphael Dumas Mandolina, banjo y guitarra
Michel Schick Clarinete, flauta, ukelele
Stephen Harrison Contrabajo