Tras su exitosa acogida en marzo de 2022 en el Teatro de La Abadía, Pundonor llega por primera vez al Corral de Comedias de Alcalá
Andrea Garrote protagoniza Pundonor, con texto propio y codirigido junto con Rafael Spregelburd. En esta obra, Garrote interpreta a Claudia Pérez Espinosa, profesora de Sociología en la Universidad de Buenos Aires. Claudia vuelve a dar clase tras haber estado de baja por motivos personales. En esta primera clase debe enseñar a sus alumnos una pequeña introducción sobre Michel Foucault, sin embargo, su propia fragilidad personal la interrumpirá, dando lugar a que utilice sus propias vivencias personales como ejemplo propio de la teoría.
La obra, escrita en 2016 por la propia Andrea Garrote y estrenada en Buenos Aires en 2018, pasa por primera vez por el Corral de Comedias de Alcalá, tras su paso por el Teatro de La Abadía, donde la audiencia pudo disfrutarla en marzo de 2022. Pundonor fue elegido uno de los mejores cinco unipersonales de la década por el premio Konex 2021 y Andrea Garrote fue nominada mejor actriz protagónica en los premios Trinidad Guevara 2019. Pundonor fue ganadora del premio Teatro XXI a la Mejor Obra Dramática 2019 por el prestigioso Grupo de Estudios de Teatro Iberoamericano y Argentino. Luego de cinco exitosas temporadas en Buenos Aires desde su estreno en 2018, su paso por los teatros más importantes de LatinoAmérica y una exitosa temporada 2022 en Madrid, Pundonor vuelve a España de la mano de La Abadía para una gira de diez presentaciones en cuatro ciudades.
En su primera vez en el Corral de Comedias, Andrea Garrote, creadora, codirectora y protagonista de la obra, nos cuenta un poco más sobre Pundonor.
PREGUNTA. ¿Qué se va a encontrar el público que vaya a ver Pundonor?
RESPUESTA. Se va a encontrar con una especie de clase universitaria de introducción a la teoría del filósofo y pensador Michel Foucault y sus conceptos de sociedad disciplinaria y procesos de normativización. Yo me convierto en la profesora que viene a introducir ese tema y me encontraré con varias sorpresas. El público se transforma en ese alumnado que forma parte de una clase de Sociología en la Universidad de Buenos Aires. Esos jóvenes que atienden a sus clases, además, tienen una historia con la profesora. Ella acaba de volver tras un año de baja por un suceso personal, lo que le hará terminar hablando de ese hecho, aunque no quiera, y caminando en la cuerda floja entre dar explicaciones y no hacerlo.
De una forma sensible y humorística, ella se acabará convirtiendo un poco en el ejemplo mismo de la teoría de Foucault. Esa es la gracia de la obra porque yo quería que los monólogos tuvieran un presente escénico, es decir, que algo pasase, que no fuese sólo un monólogo en el que se relata algo sucedido en el pasado, sino que haya un riesgo en ese presente que se está viviendo.
P. ¿A qué haces referencia cuando mencionas ese riesgo en el presente que querías que tuviese la obra?
R. Existe un presente en la obra, más allá de una persona que viene a contar algo que ya le sucedió. Es una ficción en la que la persona viene a arriesgar algo, un momento que le resulta complicado de vivir, y que lo va a intentar hacer lo mejor que puede. Es un momento de exposición donde la protagonista va a pasar por muchos lugares emocionales y ese mismo instante va a ser clave para cómo va a seguir su vida. Un punto de inflexión. Y eso es un mecanismo de teatralidad que me interesa y que quiero mantener porque a veces hay monólogos donde no hay interacción, sólo están contando algo que pasó.
P. ¿Cómo nace el proyecto? ¿Cuál fue su proceso creativo?
R. Principalmente nace porque yo tenía ganas de interpretar un monólogo como actriz. Primero pensé en qué obra podía representar en el escenario, pero luego es cierto que creí que era mejor escribirla yo como dramaturga.
La idea de la clase universitaria surgió porque yo soy profesora, además estudié letras y asistía a esas clases teóricas en las que éramos muchísimos alumnos: Pero me interesaba porque a pesar de que era un aula muy grande y con muchos alumnos, siempre se creaba un aura de complicidad e incluso de una intimidad compartida.
P. ¿De dónde viene el nombre de Pundonor?
R. El nombre viene del gusto de la profesora de la obra por las palabras extrañas y aquellas que vienen de traducciones, eso lo van a poder ver en la dramaturgia. Para Latinoamérica, Pundonor es una palabra extraña, no se ha usado, es muy española, peninsular. Pundonor viene del catalán Punt d’honor, es decir, Punto de honor. Es una expresión muy empleada en las novelas de caballerías, que significa Sentimiento que impulsa a una persona a mantener su buena fama y a superarse.
Yo de pequeña de hecho leía muchas de estas novelas y muchas veces usaba palabras que ni existían y de ese recuerdo también nació un poco el buscar una palabra rebuscada. Además, creo que viene a la perfección con el tema de la obra, que tiene un poco que ver con el Punto de honor, con esa forma de cómo me ven los demás, que está tan en boca estos días.
P. ¿Cuál es el objetivo de la obra?
R. Pues hay varios conceptos de la teoría de Foucault que me parecen interesantes y que hoy en día siguen muy presentes, hasta su propia «cancelación» como autor. Esta obra la escribí en 2016, pero hay algo que se mantiene a lo largo de los años. La obra habla sobre el poder y es interesante porque, a través de la teoría del filósofo, nos muestra el poder de manera diferente, nos muestra el poder como algo que nosotros ejercemos sobre los demás a diario y de forma normativa.
La principal función de este poder es separar y hoy en día con los teléfonos móviles sucede algo parecido, ese medio es una función del poder y a pesar de que nos da la ilusión de que nos aúna, hay otro punto que nos separa. Y en las clases en vivo como en el teatro son lugares en los que se debe estar presente, no estamos distraídos por la tecnología y eso a mí me parece interesante transmitirlo. Además, esta obra fue estrenada en 2018 y luego vino la pandemia y le dio un sentido diferente.
P. Esta es la segunda vez que la magia y la sinceridad de Pundonor atravesarán los muros del Teatro de La Abadía, ¿Cómo es para vosotros volver a traer la obra al teatro? ¿Esperáis reacciones similares en la audiencia?
R. Espero reacciones similares, claro que sí, porque fue maravillosa la temporada en La Abadía. A la gente le gustó muchísimo la obra y fue un público muy cómplice de la profesora, lo comprendía todo y se divertían y emocionaban mucho. Así que sí, esperamos estar a la altura de la anterior temporada.
P. La protagonista de la obra, Claudia Pérez Espinosa, interpretada por ti, nos traslada a una clase de Sociología en la Universidad de Buenos Aires. ¿Crees que se puede perder algo del discurso al representarse en España?
R. Es una obra independiente del continente, es muy universal, pero sí es cierto que hay cosas que para los argentinos se leerán de una manera y para los españoles de otra, pero eso justamente le da una vitalidad y una gracia a la obra. Pero son detalles.
P. Así, a primeras, la obra puede parecer muy intelectual o difícil de comprender, ¿Qué le dirías a un público que se piense el ir a verla por temor a no entender?
R. ¡Que vengan porque se van a divertir muchísimo! Además, lo que se explica de la teoría está muy simplificado desde un lugar muy sensible, lo que la hace muy sencilla de comprender. De hecho vinieron en Buenos Aires muchos colegios e institutos a ver la función y los niños la disfrutaron mucho. No es una obra nada críptica, es bastante abierta.
P. ¿Por qué debe el público ir a ver Pundonor?
R. No sé si está bien que lo diga yo, pero la verdad es que la actúo con mucho cariño. La obra no paró de estar todos estos años en Buenos Aires con las salas llenas, ha sido un éxito allí y hemos viajado y ha funcionado muy bien también. Es una obra que realmente se puede recomendar, la gente sale en general muy contenta. Además, está muy bien porque tienes gratis una clase introductoria a uno de los filósofos más importantes de este siglo.